Recuerdo a mi
madre leyendo, entonces no sabía leer pero lo imitaba. Pasaba mucho tiempo con
los libros y cuentos que tenía y me perdía allí imaginando las historias a
través de sus imágenes.
Mi cuento
favorita era pulgarcita y Alicia en el país de las maravillas;
como era chiquita me identificaba como ellas e imaginaba estar en un mundo de
aventura, fantasía y lleno de magia.
Conforme he
crecido y he aprendido a leer; como no leía bien, porque siempre adivinaba las
palabras en lugar de leerlas y me perdía la concentración solo en leer bien no
entendía bien, me limite haciéndolo de este modo me aleje de lectura.
Mi contacto con
los libros, menos la lectura obligatoria de colegio que tenía que leer, casi
totalmente se limitó a los medios audiovisuales; los dibujos animados,
películas, cine, teatro, radio y hasta los videojuegos donde vivía las aventuras
de los cuentos como protagonista.
En secundaría
volví a leer, pero no leía ni novela ni libros de textos sino que leía poesía, el
género que me sigue encantando, y más de poeta Hafez y hasta me anime a escribir varias poesías
y textos cortitos de mismo estilo.
En época de
bachillerato mi gusto de leer se giró hacia textos antiguos persas, leía Shāhnāma (El Libro de los Reyes),
Mil y una noches, Historia de Beyhaqi, Abdullah Ansari de Herat y por supuesto seguía leyendo
poesía.
En primer año de carrera tuve un profesor de
literatura quien me propuso audiolibro ya que no me gustaba mucho leer, desde allí
empecé a leer escuchando libros y de golpe leía un montón de libros que la mayoría
eran internacionales.
Mi libro favorito que lo escuché primero y después lo
leí y compré a varios amigos para regalarles era ensayo sobre la ceguera
de José Saramago el que me encantó por su estilo diferente.
Actualmente no leo mucho y si leo será a través de
audiolibros pero sí que es verdad que la poesía me llama mucho la atención y la
leo.
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