Sinceramente, no
me gusta leer un libro dos veces y si alguna vez lo he hecho, es porque había
olvidado que lo había leído (un despiste lo tiene cualquiera, ¿no? 😅). Así que, puestos
a leer un libro por segunda vez, elijo también volver a aquella época
adolescente que ahora mismo envidio por la despreocupación y la ausencia de
responsabilidades, por lo menos así fue la mía y así la recuerdo.
Para ello,
escojo el libro de Juana Aurora Mayoral, Seis
cerezas y media. Este fue uno de los primeros libros de temática intrigante
que devoré en aquella época en la que otros libros me descubrieron mi gusto por
esta línea narrativa (como dije en la exposición de mi autobiografía lectora).
Además, lo recuerdo con especial cariño no sólo por el gusto que me dio leerlo
en aquel momento, sino también porque fue una recomendación familiar (de mi
tía) por la que aposté y no fallé. Una verdadera suerte el que mi tía me sugiriese
esta lectura, la cual conocía gracias a que se la mandaron a mi prima (su hija)
en uno de sus cursos de ESO como lectura obligatoria en la asignatura de Lengua
y Literatura castellana (punto a favor del Plan lector).
Reconozco que no
me vendría mal leerlo de nuevo, con mi edad actual, ya que admito que no
consigo acordarme del final, con lo que no desaprovecharía el tiempo ni me
autodestriparía la trama. No obstante, estoy segura de que no lo disfrutaría de
la misma manera que como si tuviera la edad en la que lo leí, pues el bagaje
que llevo en esta temática podría perjudicar su lectura y nadie quiere tal cosa
(un momento para cada cosa y una cosa para cada momento).
Tal vez, si este
verano me lo permite, podré recuperar esta lectura y, junto con ella, mi adolescencia
despreocupada 😌.
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